Desde el Centro de Psicología Infantil y Atención temprana Alcanza queremos ayudar a las familias y niños a tener una mejor vuelta al cole, para ello aquí van unos consejos.
Tres consejos para que tu hijo empiece con buen pie las clases
Recomiendan ayudar al niño a realizar una readaptación progresiva de horarios
Los primeros días de colegio pueden ser una locura. Para
prevenir el caos que se puede producir en una familia, la doctora María
Jesús Pascual, pediatra del Hospital Nisa Pardo de Aravaca, recomienda
«realizar una readaptación progresiva a los horarios, charlar con los
niños sobre los aspectos positivos del colegio y de recuperar de la
rutina en sí (volver a casa, ver a los amigos…); estar con ellos en los
últimos días antes de empezar, preparando todas las cosas y ayudándoles
en la planificación del nuevo curso».
Estos son sus consejos para estas primeras semanas:
1. Retomar hábitos.
Es aconsejable también aprovechar los últimos días de vacaciones para
retomar hábitos que se asemejen a los que reaparecerán con la vuelta al
cole. «Una fórmula que funciona es la realización de una actividad por
las tardes: montar en bicicleta, pasear… evitando que se queden jugando a
la videoconsola o con dispositivos móviles».
Y, por supuesto, prosigue, «mantener una alimentación sana y equilibrada, organizada, recuperando el desayuno completo con lácteos,
cereales y frutas que hagan que mejore el rendimiento físico e
intelectual del niño». En este sentido, los especialistas se muestran
escépticos ante la tendencia de muchas mamás de recurrir a complejos
vitamínicos. «Los complejos vitamínicos no son necesarios si la
alimentación es sana, variada y equilibrada. El mejor complejo
vitaminico se llama comer sano y de todo».
2. Cuidar la espalda.
Los expertos coinciden en que existen factores que favorecen la
aparición del dolor de espalda en niños. En este sentido, explica la
doctora Pascual, «el peso de las mochilas escolares, pero sobre todo la adopción de posturas inadecuadas al sentarse
y el cambio del estilo de vida, es decir la inactividad y falta de
ejercicio físico, el sedentarismo en relación al uso de las TICS
ordenadores, consolas, videojuego» hacen un flaco favor a la salud de la
columna.
En este sentido, matiza, «hay muchos trabajos que intentan relacionar el dolor de espalda en los niños y adolescentescon el peso de las mochilas,
sobre todo cuando éstas tienen un peso excesivo —superior al 10-15% del
peso del niño— parece ser que existe mayor incidencia del dolor. Pero
no sólo es el peso, es la forma de llevarlas (un hombro, 2 hombros, mas
alta, más baja, compensando el peso inclinando hacia delante el
tronco…), es el tipo de mochila (ancho de las asas), llevar más bolsas (
de deporte, etc.)».
Para eso Pascual sugiere lo siguiente:
—Llevar mochilas con el menor peso posible: a ser posible
menos del 10% del peso corporal; dejar en casa o en el cole lo que no
haga falta.
—Las mochilas deben llevar bandas anchas y acolchadas y
deben ir colgadas en los dos hombros, cerca del cuerpo y ni muy altas ni
muy bajas, con tercera correa acolchada a la altura de la cadera.
—Sentarse bien: evitando posturas asimétricas, con la
espalda pegada en el respaldo, con los muslos pegados al asiento y ambos
pies apoyados en el suelo. La altura ideal de la silla debe ser la
adecuada para que el niño pueda apoyar los antebrazos sin inclinarse
hacia delante.
—Potenciar el ejercicio y disminuir el sedentarismo:
realizar 30m. de ejercicio al día ayuda a prevenir el dolor de espalda.
La natación es un ejercicio muy recomendable
3. Revisar la visión.
En general, para asegurarnos un correcto rendimiento escolar durante el
año, sería aconsejable realizar una exploración oftalmológica antes del
comienzo del curso escolar. Al margen de la idoneidad de estas
revisiones anuales existen edades que, por coincidir con el proceso
madurativo de la agudeza visual —lo que condiciona muchísimo la
capacidad de corregir defectos— de obligado control oftalmológico:
alrededor de los 4 y alrededor de los 8 años. «Y siempre que existan
síntomas: tendencia
a desviar o guiñar un ojo, inclinación de la cabeza para poder fijar la
vista, movimientos rápidos y rítmicos de los ojos, lagrimeo y
enrojecimiento ocular frecuente; molestia a la luz (fotofobia),
cefaleas frecuentes, dificultad para el cálculo de las distancias,
incapacidad para leer la pizarra y bajo rendimiento escolar», matiza la
doctora Pascual.
Sus consejos en este sentido son:
—Realizar una revisión ocular en torno a los 4 años,
independientemente de que no se aprecien síntomas de mala visión, ya que
es a esta edad cuando el proceso madurativo visual alcanza su máxima
expresión. Es importante para detectar problemas de refracción (miopía, hipermetropía…) o ambliopías (ojo vago, entre los 4 y los 5 años).
—Vigilar entre los 3-5 años los guiños frecuentes o que desvie el ojo, porque a esa edad suele aparecer el estrabismo.
—Realizar revisión ocular a los 8 años, cuando termina la
maduración ocular; es importante para comprobar si la agudeza visual se
ha desarrollado correctamente, si acomodan y convergen bien, etc.
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